The Toyota Way
Al final de la segunda guerra mundial, Toyota, el ahora mundialmente conocido fabricante de automóviles japonés se encontraba en una situación difícil: El país entraba en un periodo de ocupación norteamericana y la posibilidad de reiniciar la actividad productiva de la empresa dependía solo de una autorización.
Origen de la cultura ‘lean’
En este momento tan crítico para la compañía, Toyota ansiaba emular la trayectoria de Ford, el constructor americano cuyo sistema de trabajo basado en la estandarización de métodos, materiales y modelos le permitía mantener los costes de producción por debajo de la media del sector. Ford era capaz de producir gran cantidad de automóviles a un precio muy competitivo. Sin embargo, los directivos de Toyota sabían que el modelo de Ford era aplicable en Estados Unidos porque existía un mercado lo suficientemente grande como para absorber una gran cantidad de vehículos del mismo modelo. En cambio, el mercado japonés era muchísimo más reducido, de modo que sólo serían competitivos si sus líneas de producción eran capaces de producir una gran variedad de productos. Así pues, La flexibilidad era el primer condicionante de este esquema inicial que, una vez desarrollado en toda su amplitud, se convertiría en el sistema de producción de Toyota (Toyota Production System).
A principios de los 80, y después de décadas de puesta en práctica de su sistema de producción, Toyota ya producía vehículos claramente superiores en cuanto a calidad, tecnología y costes respecto a sus competidores americanos y europeos. Fue en esa época cuando, viendo los resultados del fabricante japonés, muchas empresas del sector del automóvil empezaron a interesarse primero, y más tarde a adoptar las técnicas de producción de Toyota.
Del sistema Toyota a la cultura ‘lean’
También por aquellos años, James Womack y Daniel Jones, publicaron una serie de libros con la clara finalidad de divulgar los beneficios del sistema de Toyota a la comunidad empresarial rebautizando el ‘sistema de producción de Toyota’ con el nombre ‘Lean Management’. El cambio de nombre, ayudó a desvincular la filosofía de la mejora continua del sector del automóvil (al desaparecer el nombre de Toyota) y, en pocos años, esta desconexión allanó el camino para que el sistema ‘Lean’ empezara a aplicarse prácticamente en todos los sectores industriales demostrando así su utilidad y los beneficios derivados de su aplicación en cualquier empresa.